Este es un tema que siempre me ha interesado...¡e incluso inspirado! Un ejemplo de ello es mi novela El Violín Negro.
Existen numerosos libros donde la música es un bello trasfondo o incluso el "personaje" principal de la trama.
Y ahora, sobre todo en la literatura juvenil, parece que es recurrente incluir, de cuando en cuando, alguna estrofa de canciones conocidas que de alguna forma reflejen el ánimo de los protagonistas.
En mis dos libros publicados, no he utilizado este sistema, pero he de decir que ha comenzado a seducirme.
Y me pregunto: ¿qué es lo más conveniente: ¿emplear letras de canciones actuales o de melodías antiguas, pero igualmente reconocidas?
También es cierto que existe otro tipo de música...La que escuchamos cuando leemos o escribimos.
En mi caso, al escribir, me gusta abstraerme en el silencio, pero reconozco que antes de comenzar a trabajar en mis historias, casi siempre procuro escuchar algún tipo de melodía que me inspire.
¿Y vosotros? ¿Escribís con música de fondo?
Y por supuesto, al sumergirnos en un buen libro es muy posible que la música nos acompañe.
Recuerdo hace unos años, cuando estaba inmersa en la lectura de El Jorobado de Paul Feval. Solía leerlo en mi habitación, en silencio: tan apasionante era el libro que necesitaba de ese mutismo para saborearlo.
Sin embargo, una vecina pianista, decidió por entonces ensayar en su casa. Cada tarde, cuando yo me disponía a leer, ella tocaba sin descanso el Tercer movimiento de la Sonata número 11 de Mozart.
Ambas coincidíamos en el tiempo: ella tocando, yo leyendo. Y finalmente, acabé asociando aquella música a la historia que devoraba sin cesar.
Creo que a partir de aquellos días, me entusiasma leer un libro con una buena música de fondo, que esté de algún modo relacionada con la trama.
¿Os ocurre lo mismo? ¿Leéis en silencio o acompañados por una canción o una melodía en concreto?
¿Qué pensáis de la música en la literatura y en cómo se ha ido desarrollando su aparición en las novelas juveniles?
Respecto de la música que escuchamos al leer o escribir, en mi caso es necesaria. Ya que, si es la ‘adecuada’, potencia la imaginación y agudiza las sensaciones. Las dos son la conjugación perfecta para expresar o recibir una idea.
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